El psicópata da sus primeras cuchilladas a mediados de noviembre del 2008.
El Ruderocker y sus hilos de acero tensado inician una frenética ola de horror indefinido en la ciudad de las palmas; Bonnie and Clyde, The clash, Berry y Batmobile, resuenan como eco indefinido en su perturbada mente mientras los sonidos de su les paul ensangrentada se elevan y descienden.

Los acordes y la alta pila de interfectos del Ruderocker son un haber exquisito que pronto atrae todo tipo de mal vivientes e insanos, entre los que se encuentra Misifilis, quien inmediatamente afila sus cuchillos y toma parte en el proyecto como un segundo juego de cuerdas, los bajos, un complemento ineludible que desolla bellezas incautas mientras el estereo suena Kim Petersen o los Frenzy.

La integridad del psicópata queda resuelta con el elemento percusivo a cargo del Totiibilly, un psicótico que afina la piel de cristiano templada en sus tones con habilidad enfermiza influido de The crams, Tiki phantoms y algun monstruo local.


El trio refina con calma y progresivamente sus métodos; conocen a Dayane, su chica de agosto, la enamoran y descuartizan cuidadosamente, con celo cuidan sus despojos y los poseen hormigueantes de helmintos; exhuman algunas bellezas descompuestas y bailan el ataque del zombie Berry.


Una femme fatale se une a la trayectoria criminal del psicópata; Cherrybilly, quien oculta bajo sus ligas una navaja de barbero y un ávido deseo de sangre, vísceras y champán. ¿Que paso con Cherrybilly, la desaparecida voz dulce del psicópata?, tras un banquete antropófago el psicópata no dejo ni sus huesos.


Ahora Puntillas, una vedette extraída de fumaderos de opio y cabarets undergroud baila, seduce y refrigera nuevas victimas.